El centollo gigante de la Ría de Pontevedra y la empanada redonda de Melias -pueblo de Ourense- fueron los protagonistas de la comida de hoy. Es de esas comidas que te marcan para siempre. Consiguen hacerse un hueco en el sobresaturado cerebro al lado de tus recuerdos más importantes: el primer día de cole, cuando te measte en público, el primer beso, tu película de la infancia, números de teléfono de hace años o el recuerdo de un abrazo muy sentido.
Julines, "la familia unida que bien come"...podría ser un refrán nuevo...
ResponderEliminarjajaja! estamos practicando para el día de Navidad. Ya tenemos nuestros papelitos del regalo invisible!!! María, puede que te haya tocado en mi familia...
ResponderEliminar¡Me ha encantao lo que has escrito!
ResponderEliminarmmm y la empanada! siempre q mi tía viene de Lugo o voy yo, hace para un regimiento! me encanta!
Qué pinta! muaaa
Madre mía que rico... En esa zona del cerebro está lo más rico. En el cangrejo gigante se come y a la gente le encanta. En Navidad siempre hay la típica pelea de a ver quién se queda con la cabeza de los sesos del señor cangrejo.
ResponderEliminarJajajajaja, oye el centollo virollo tiene un poco postura de raper no????.
ResponderEliminarDespués de esa comida uno se queda de maravilla, what a wonderful world!
jajaja!! hay que decirle a Jaco el joyero que diseñe unas joyas raperas para el "señor cangrejo" jajaja!
ResponderEliminarjoba Jaime,ayer mismo encendieron las luces de Navidad de mi calle y ahora me encuentro esto! que bien que bien! Menuda introducción a la Navidad tan buena! (que conste que si ayer no vi el blog fué totalmente contra mi voluntad!)
ResponderEliminarBesos!
Besos Zaraida!!!!!!!!!! ;)
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